lunes, 26 de abril de 2010

UNA VEZ FUISTE MAR

Una vez fuiste mar, mi mar abierto,
mi horizonte profundo y misterioso
y al lanzarme hacia ti fui tan dichoso
que la vida surgió para mi huerto.

Se esfumaron los riesgos del desierto
y el vivir solitario y peligroso;
sin ambages llegué vertiginoso
a las playas serenas de tu puerto.

Desde entonces mi vida fue contigo
la más bella aventura marinera,
un regalo de Dios, un don sagrado.


Nuestro amor hoy se viste de testigo
de la gracia de Dios que no lo fuera
si en mi vida jamás te hubiera hallado.



Heriberto Bravo Bravo SS.CC

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